cravan

Este fin de semana estuvimos paseando por el barrio de Lavapiés Nacho, Manuel y yo. Caminábamos sin rumbo y cada poco nos parábamos a leer los panfletos y las pintadas callejeras. Hubo unas cuantas que nos hicieron gracia («si te aburres quema un banco») y otras en las que de repente encuentras un nombre que te suena. Pero lo que yo no sabía es que se tratase del mismísimo sobrino de Oscar Wilde.

Habrá que contrastar cuántas cosas son ciertas y cuántas son mentira en la biografía de Arthur Cravan. O a lo mejor es justo eso lo más interesante de su biografía…

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regalo de reyes

Leni Riefenstahl

Hace unos cuantos años los reyes magos de Oriente me regalaron la autobiografía de Leni Riefenstahl.

Hoy me he encontrado una página en la cual se recuerda su filmografía, sus fotografías, su vida. No la voy a juzgar porque eso ya lo han hecho otros: sólo dejo el enlace a sus magníficas fotos.

nuevos dioses

La destrucción de los sistemas de culto no borra los anhelos religiosos. De ahí el culto a la personalidad, que aparece justo en aquellos sitios donde se ha hecho tabula rasa con el pasado. Los dioses resucitan en los césares y los sacerdotes en los bonzos de la política.

Ernst Jünger – Pasados los setenta (Volumen 1)

sin destino

En la niebla matinal, el edificio iba cobrando una forma cada vez más definida delante de mis ojos, su color se iba transformando de gris a violeta, y las ventanas se iluminaron de repente con los primeros rayos de la luz roja del sol. Otros también vieron el edificio y yo se lo fui contando a los que estaban alrededor. Me preguntaron si veía el nombre de alguna localidad. Y sí, lo vi: eran dos palabras que a la luz del sol se distinguían perfectamente; el cartel colgaba del lado más estrecho del edificio, debajo del techo, justo enfrente de nuestro vagón: Auschwitz-Birkenau, eso leí, estaba escrito con las típicas letras alemanas, altas y onduladas.

Sin destino – Imre Kertész. Recomendado por Manu.

perra vida

El portero de nuestro edificio era un hombre con bigote muy a lo magiar que tenía unas botas altas y relucientes y parecía la caricatura de un soldado de los de antes, dibujado por János Jankó. Llevaba un uniforme histórico del primer ejército magiar porque le correspondía en su puesto de empleado en el ayuntamiento, y era un hombre vanidoso y gallardo que por nada del mundo habría cogido una escoba con sus manos. Todas las labores de la casa y el edificio las realizaba su esposa. Ella era quien en realidad mantenía al uniformado y a sus dos hijos, mis compañeros de juegos: uno de ellos estudiaría mecánica y se alistaría como marinero, mientras que el otro llegaría a terminar la universidad y a vestir como un auténtico caballero. El nivel de vida del portero, así como su botella diaria de aguardiente, los libros de texto de sus hijos y sus elegantes vestidos eran fruto del trabajo de sus esposa: ella abría el portal a los vecinos por las noches y recibía alguna moneda, bajaba la basura y recibía otra, lavaba y planchaba para toda la casa, y así reunía lo necesario. Consiguió que sus hijos se convirtieran en verdaderos señores, acabaran sus estudios y cayeran ambos en la guerra. Entonces ella también se dio a la bebida, y los dueños del edificio terminaron por echar al matrimonio de porteros alcohólicos.

Sándor MáraiConfesiones de un burgués

venecia

venecia

«Venecia no sería Venecia si estuviera situada sobre el mar abierto; aquella mañana percibí la enorme diferencia existente entre el mar y la laguna. Los luminosos y alegres colores del mar inquieto le robarían a Venecia su más peculiar encanto: lo velado, lo soñador, la tenue irisación de los colores. No es un azar que tantos venecianos, especialmente el brillante Crivelli y más tarde Paris Bordone, persiguiesen en sus cuadros con particular predilección y con absoluto refinamiento los finos estímulos coloristas de las piedras preciosas, del raso, del terciopelo y de la seda: tenían ante los ojos en la laguna, a todas horas, estas mismas tonalidades de un material exquisito y extraordinario»

Herman Hesse – Pequeñas alegrías

30 mejores libros de viajes

En el Diario del viajero me he encontrado con esta lista de los 30 mejores libros de viajes recopilada por WorldHum. He estado echando un vistazo y hay muchos que no conozco. Y como en cualquier lista que se precie, echo en falta otros cuantos. Solo por mencionar algunos se me ocurren los libros del capitán Richard Francis Burton y de su peregrinaje a la Meca, los viajes de Stevenson en su burra Modestine, las reflexiones sobre una venus marina de Durrell, George Borrow y La Biblia en España

la posibilidad de una isla

Durante la primera parte de tu vida, no te das cuenta de tu felicidad hasta que la has perdido. Luego llega una edad, una segunda edad, en que sabes, en cuanto empiezas a vivir algo feliz, que acabarás perdiéndolo. Cuando conocí a Belle, comprendí que acababa de entrar en esa segunda edad. También comprendí que no había llegado todavía a la tercera, la de la auténtica vejez, cuando el hecho de prever la pérdida de la felicidad impide incluso llegar a sentirla.

La posibilidad de una isla – del polémico…Michel Houllebecq

zeus y los toros

Un gigante le reprocha a Zeus que le colocase al toro los cuernos no en la parte más robusta de su cuerpo, el pecho, sino en la frente. A lo que Zeus replica:

– Pretendes corregirme tú, que ni siquiera sabías lo que era un toro antes de que yo lo crease.

Pasados los setenta – Ernst Jünger

libros y más libros (II)

Y unos cuantos más…

  • Toda la belleza del mundo – Jaroslav Seifert
  • Confieso que he vivido – Pablo Neruda
  • Cuentos de la Mala Strana – Jan Neruda
  • El alma se apaga – Lajos Zilahy
  • El jugador – Dostoievski
  • Hambre – Knut Hansun
  • Suave es la noche – Scott Fitzgerald
  • Déjala que caiga – Paul Bowles
  • El capitán Richard Burton – Edward Rice
  • París era una fiesta – Ernest Hemingway
  • Los Buddenbrock – Thomas Mann
  • Juventud sin dios – Ödon Von Horváth

Seguiremos leyendo… y como dijo Emily Dickinson:no hay mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas.

libros y más libros

Hoy tengo ganas de hacer una lista. Últimamente la red se llena de páginas en las que la gente comenta sus discos preferidos, los programas que más usan, los sitios que prefieren para hacer el amor, los blogs que más leen, etc, etc. En fin, lo único que tengo claro es que deseo realizar esta lista acerca de libros. No voy a seguir ningún tipo de orden, no voy a imponer ningún límite numérico. Puede que hasta vaya completando poco a poco la lista en diferentes posts. La mayoría los podríamos equiparar a los standard del jazz porque son muy conocidos y reconocidos. Todos y cada uno de ellos han sido importantes en mi vida. Unos me han hecho olvidar. Otros recordar. Casi todos han llenado de imágenes mis sueños. Algunos han conseguido que moje mis bigotes de ratón con lágrimas. Y unos poquitos me han hecho reir. Ahí van…

  • Papeles póstumos del club Pickwick – Charles Dickens
  • Terra brava – Anxel Fole
  • Demian – Herman Hesse
  • Océano mar – Alexandro Baricco
  • Bartleby – Herman Melville
  • La isla del tesoro – Robert L. Stevenson
  • Cuarteto de Alejandría – Lawrence Durrell
  • Odisea – Homero
  • Radiaciones – Ernst Jünger
  • Los siete pilares de la sabiduría – T.E Lawrence
  • Rayuela – Cortázar
  • La forja de un rebelde – Arturo Barea
  • Mi familia y otros animales – Gerald Durrell
  • Historia general de los piratas – Daniel Defoe
  • Biografías de Byron y Shelley – André Maurois
  • La montaña mágica – Thomas Mann
  • El cielo protector – Paul Bowles
  • Cien años de soledad – Gabriel García Márquez
  • El Aleph – Borges
  • Sempre en Galiza – Castelao
  • La tregua – Mario Benedetti
  • El inmoralista – Andre Gide
  • El ayudante – Robert Walser
  • Las inquietudes de Shanti Andía – Pío Baroja
  • Escritos de un salvaje – Paul Gauguin
  • Cuentos extraordinarios – Edgar Allan Poe
  • Cuentos – Chejov
  • Las aventuras de Sherlock Holmes – Arthur Conan Doyle
  • El corazón de las tinieblas – Joseph Conrad
  • El rumor del oleaje – Mishima
  • Arenas de Arabia – Wilfred Thesiger
  • El palacio de la luna – Paul Auster
  • La conjura de los necios – John Kennedy Toole
  • El principito – Saint-Exupéry

Continuará…

Lennon y Auster

Cuenta Paul Auster un encuentro que tuvo con John Lennon cuando trabajaba escribiendo catalogos para una editorial de arte. Al parecer, John se acercó a las oficinas para revisar un libro de fotografías de Man Ray. Mientras Paul buscaba las fotografías, John se paró enfrente de un cuadro de Robert Motherwell (unas líneas rectas y negras sobre un amplio fondo anaranjado) y tras examinarlo durantes unos momentos se volvió y comentó

-Se diría que le ha costado mucho trabajo, ¿eh? –

Con todas la mojigaterías que imperaban en el mundo del arte, me pareció un alivio oir algo así

A salto de mata – Auster

briznas de hierba

…desconocedores de las lenguas antiguas, del mito griego, del derecho romano, de la Biblia y la ética cristiana, de los moralistas franceses, de la metafísica alemana, de la poesía del mundo entero. Enanos en la vida verdadera, gigantones de la técnica – por ello, también, colosos de la crítica, de la destrucción, en la cual consiste su misión, que ellos ignoran. De una claridad y precisión nada comunes en todos los asuntos mecánicos, deformes, atrofiados, confusos en todo lo concerniente a la belleza y el amor. Titanes de un solo ojo, espíritus de las tinieblas, negadores y enemigos de todas las fuerzas creadoras – esos hombres podrían sumar sus esfuerzos durante millones de años sin dejar tras de sí una obra que pesase lo que una brizna de hierba, lo que un grano de trigo, lo que el ala de un mosquito. Alejados del poema, del vino, de los sueños, de los juegos, y prendidos irremesiblemente en las redes de las falsas enseñanzas impartidas por engreídos maestrillos de escuela. Pero tienen una misión que cumplir.

Radiaciones – Jünger

diccionario del diablo

pereza: injustificable forma de descansar de una persona de poca importancia

presente: parte de la eternidad que separa los dominios de la desilusión del reino de la esperanza

disimular: ponerse una camisa blanca sobre el carácter

juventud: periodo de lo posible

retrato: representación en dos dimensiones de alguien que es insoportable en tres

Diccionario del diabloAmbrose Bierce