sin destino

En la niebla matinal, el edificio iba cobrando una forma cada vez más definida delante de mis ojos, su color se iba transformando de gris a violeta, y las ventanas se iluminaron de repente con los primeros rayos de la luz roja del sol. Otros también vieron el edificio y yo se lo fui contando a los que estaban alrededor. Me preguntaron si veía el nombre de alguna localidad. Y sí, lo vi: eran dos palabras que a la luz del sol se distinguían perfectamente; el cartel colgaba del lado más estrecho del edificio, debajo del techo, justo enfrente de nuestro vagón: Auschwitz-Birkenau, eso leí, estaba escrito con las típicas letras alemanas, altas y onduladas.

Sin destino – Imre Kertész. Recomendado por Manu.

theremin

Si alguna vez te has preguntado qué instrumento es ese que suena de fondo en las películas de marcianos… aquí tienes la respuesta: se trata del theremin. Su historia es bastante interesante y aquí os pongo un vídeo en el cual se muestra cómo se toca

perra vida

El portero de nuestro edificio era un hombre con bigote muy a lo magiar que tenía unas botas altas y relucientes y parecía la caricatura de un soldado de los de antes, dibujado por János Jankó. Llevaba un uniforme histórico del primer ejército magiar porque le correspondía en su puesto de empleado en el ayuntamiento, y era un hombre vanidoso y gallardo que por nada del mundo habría cogido una escoba con sus manos. Todas las labores de la casa y el edificio las realizaba su esposa. Ella era quien en realidad mantenía al uniformado y a sus dos hijos, mis compañeros de juegos: uno de ellos estudiaría mecánica y se alistaría como marinero, mientras que el otro llegaría a terminar la universidad y a vestir como un auténtico caballero. El nivel de vida del portero, así como su botella diaria de aguardiente, los libros de texto de sus hijos y sus elegantes vestidos eran fruto del trabajo de sus esposa: ella abría el portal a los vecinos por las noches y recibía alguna moneda, bajaba la basura y recibía otra, lavaba y planchaba para toda la casa, y así reunía lo necesario. Consiguió que sus hijos se convirtieran en verdaderos señores, acabaran sus estudios y cayeran ambos en la guerra. Entonces ella también se dio a la bebida, y los dueños del edificio terminaron por echar al matrimonio de porteros alcohólicos.

Sándor MáraiConfesiones de un burgués

rain duo

Otra canción más, repetitiva y muy poco original. Está hecha para probar el funcionamiento del nuevo teclado. Lo mejor de todo: el sonido de lluvia que trae por defecto el GarageBand en los efectos de sonido. Se puede escuchar en el reproductor que aparece en la parte derecha bajo el nombre de «Rain duo». Si no os funciona correctamente también la podéis escuchar con el siguiente reproductor

caídas del servidor

Últimamente estoy teniendo bastantes problemas con el servidor donde están alojadas las páginas del ratoncito. Así que pido perdón si alguno ha intentado acceder a mi web y no ha conseguido leer las pocas noticias o apuntes que publico. Ya se sabe: los servicios gratuitos a veces fallan y lo que toca en esos casos es tomarse las cosas con paciencia…

extrañas nubes

Me gusta siempre indicar la fuente de un enlace. El otro día encontré esta página gracias a un blog, pero ya no recuerdo dónde fue. De todos modos, lo importante son las fotos. Estamos hablando de nubes.

behringer u-control umx49

Hace mucho que deseaba comprar un controlador midi y al final me he decidido por la marca Behringer y más en concreto por este modelo. La verdad es que he perdido bastante tiempo buscando opiniones del producto por Internet y no he encontrado demasiados. Quizás se deba a que acaba de salir al mercado recientemente. En un principio, dudaba entre este modelo o algún Keystation de M-Audio (que venden en la tienda online de Apple). La verdad es que me gustan bastante las dos marcas y los productos que he probado de ambas me han parecido bastante buenos teniendo en cuenta sus precios. Me decidí por el de Behringer por una razón muy sencilla: lo encontré en una tienda al lado de mi casa y cuando tuve la caja en las manos se me quedó pegada. Y no me arrepiento. Lo primero y más importante que debe de decirse es que nunca he tenido un teclado midi ni sé tocar el piano, con lo cual mi opinión vale bastante poco. Mi último «órgano» fue el famoso PT-20 con el que pasé buena parte de mi infancia molestando a la familia. Así que el salto es bastante grande. Lo mejor de todo es que el GarageBand lo reconoce al instante y en unos minutos ya puedes estar grabando melodías, jugando con los potenciómetros, ruedas de slide y modulación. Me ha sorprendido la calidad de los sonidos de piano (esto ya es cosa del software no del controlador) por no hablar ya de los sintetizadores, baterías y efectos de sonido. En fin, que estoy muy contento con mi nuevo juguetito. El que no las tiene todas consigo es mi bolsillo porque vivir cerca de un distribuidor de Behringer… ¡es un auténtico peligro!

mighty mouse guitar hero

Este sábado me he decidido a grabar otra de mis canciones. No es nada orignal pero estoy contento con el resultado porque he aprendido a manejar un poco más el Garage band. Podéis escuchar el resultado en el reproductor que aparece en la parte derecha del menú bajo el título «escucha mi música». La canción en cuestión se llama ‘Mighty mouse guitar hero’ (sin comentarios!!!). Y por si acaso: el público no es de verdad pero me venía muy bien para añadir un poquito de calor humano…

venecia

venecia

«Venecia no sería Venecia si estuviera situada sobre el mar abierto; aquella mañana percibí la enorme diferencia existente entre el mar y la laguna. Los luminosos y alegres colores del mar inquieto le robarían a Venecia su más peculiar encanto: lo velado, lo soñador, la tenue irisación de los colores. No es un azar que tantos venecianos, especialmente el brillante Crivelli y más tarde Paris Bordone, persiguiesen en sus cuadros con particular predilección y con absoluto refinamiento los finos estímulos coloristas de las piedras preciosas, del raso, del terciopelo y de la seda: tenían ante los ojos en la laguna, a todas horas, estas mismas tonalidades de un material exquisito y extraordinario»

Herman Hesse – Pequeñas alegrías