las cosas bien hechas

A veces, después de comer y sólo si me sobra un poco de tiempo, entro en una cafetería que está situada de camino al trabajo. Tiene una terraza pequeñita y en los días claros sus ocho mesas se llenan de caras gafas de sol. Pero hoy el día no acompañaba y todas las sillas se encontraban apiladas, así que entré en el local, que es también pequeño y un poco oscuro.

Me senté en la barra y pedí un café solo. El camarero, que estaba leyendo la prensa, me lo sirvió bien cargado y volvió a su periódico. Me puse a observarlo con calma y sin molestarlo porque estaba totalmente concentrado en su lectura. Era un hombre bastante mayor, anguloso, de pelo blanco y con edad suficiente para estar jubilado. Iba vestido al estilo de los camareros de antes, con un pantalón negro y una camisa blanca bien planchada por debajo de la cual se notaba una camiseta.

En cierto momento de su lectura recordó algo, cogió unas tijeras de la barra y se puso a recortar unos cupones de la primera página. Habitualmente la gente arranca media página para obtener esos cupones pero el camarero acercó la punta de las tijeras a una de las esquinas del vale y se puso a recortar con mucho cuidado un cuadrado. Después comenzó la misma labor un poco más arriba y más tarde en el lado contrario. Al final quedaron tres huecos perfectos en el periódico y tres recortes perfectos encima de la barra. Mientras realizaba esta tarea entraron dos personas en la cafetería que esperaron pacientemente hasta que les preguntó qué deseaban. Dos cafés. Dobló el periódico lentamente, hizo un montoncito con los vales y los guardó en una esquina. A continuación sirvió los cafés.

Yo ya había acabado el mío así que pagué y salí de allí pensando en la actitud pausada y elegante de este hombre ante algo inicialmente tan sencillo. Y en cómo esa disposición aportaba calidad y dignidad a sus actos.

Me encanta este mundo lleno de artistas de lo cotidiano…

paul’s dance

El viernes colgaba una versión particular sobre una canción de la Penguin Cafe Orchestra. Recuerdo haber buscado hace un par de años vídeos en Youtube y no había demasiadas entradas. Pero un benévolo usuario nos ha hecho el favor de subir un montón de vídeos en directo de este grupo…

…¿y por qué músicos como Simon Jeffes tienen que abandonar este mundo tan pronto?

the sound of someone you love who’s going away and it doesn’t matter

music_hi

Cuando era muy pequeño me compré un disco de la Penguin Cafe Orchestra sólo por su portada. Esos dibujos de seres mitad pingüinos, mitad humanos tienen algo inquietante y curioso a la vez. Ayer escuché una canción muy hermosa (septi muxtape) que me recordó a este grupo. Así que antes de irme hoy a dormir he grabado deprisa y corriendo una canción del grupo. No está demasiado trabajada y hasta se escucha un ruido de interferencia de móvil (que, por cierto, es un recurso que usan ahora muchos grupos para crear cierto tipo de tensión y atención en el oyente). Pero espero que os guste y os haga querer escuchar más melodías de este grupo…

boyfriend scenes

¡qué mal sienta cuando en la primera conversación ya te dice que tiene novio! 🙂

Este personaje también sale en IT Crowd haciendo de hijo del dueño de la compañía y es igual de cazurro y políticamente incorrecto…

nuevo despertar

Cuando me levanté a la mañana siguiente y abrí las persianas, ante mí se extendía gozosamente el mar iluminado por el sol generoso de agosto y la lejana costa de Escocia rozaba el horizonte con rayas de azul diluido.

Este espectáculo era tan sorprendente y de tal novedad para mí, después de mi extenuante experiencia del paisaje londinense compuesto de ladrillo y estuco, que me sentí irrumpir en una vida nueva y en un orden nuevo de pensamientos en el mismo momento de verlo. Se me imponía una sensación imprecisa de haberme desligado súbitamente del pasado, sin haber alcanzado una visión más clara del presente o del porvenir. Los sucesos de no hacía más de unos días se borraron de mi recuerdo, como si hubieran ocurrido muchos meses atrás.

La dama de blanco – Wilkie Collins

aguardiente swing

Ayer fuimos al Jazz Filloa a escuchar a los Aguardiente Swing. Es la segunda vez que los veo (la primera en Jazz As Vides) y he vuelto a quedar encantado. Me asombra el estilo y técnica de los dos guitarristas, cada uno diferente y ambos complementarios entre sí. Por debajo, tenemos el trepidante y elegante contrabajo y por encima la modulada y educadísima voz del cantante. Y como no soy muy bueno con los adjetivos recomiendo verlos en directo. Así podréis escuchar canciones como But not for me, Caravan, It don’t mean a thing, The best is yet to come, Bésame mucho (al estilo Oscar Alemán)…

El mejor resumen que se puede dar del concierto es la sonrisa de felicidad y alegría con la que salió todo el mundo de la sala. Eso sí que es un regalo. ¡¡¡Gracias genios!!!

Y aquí os dejo una versión que sólo unos locos del SWING pueden idear y con la que nos sorprendieron ayer…