cravan

Este fin de semana estuvimos paseando por el barrio de Lavapiés Nacho, Manuel y yo. Caminábamos sin rumbo y cada poco nos parábamos a leer los panfletos y las pintadas callejeras. Hubo unas cuantas que nos hicieron gracia («si te aburres quema un banco») y otras en las que de repente encuentras un nombre que te suena. Pero lo que yo no sabía es que se tratase del mismísimo sobrino de Oscar Wilde.

Habrá que contrastar cuántas cosas son ciertas y cuántas son mentira en la biografía de Arthur Cravan. O a lo mejor es justo eso lo más interesante de su biografía…

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ute lemper

Ya he vuelto a la ciudad después de unos cursos en la capital. Poco a poco iré llenando este rinconcito con algunas cosas que allí me han sucedido.

Para comenzar de nuevo con buen pie, os voy a poner a Ute Lemper y el «Mein Herr» de Cabaret. Este viernes y sábado estará en mi ciudad…

¿quiero ser joven?

Debe de haber días en los cuales te levantas con una cara más inocente y juvenil de lo normal. Ya estoy acostumbrado a que los niños me pidan la hora llamándome señor. O que incluso alguna madre le diga a su hijo travieso en la cola del supermercado que no «moleste al señor».

Lógicamente también influye cómo vayas vestido. El traje te convierte en cuestión de segundos en alguien respetable, sobre todo para la gente de más edad. Recuerdo la época en la que necesitábamos alquilar un piso en Madrid y nos íbamos los tres compañeros recién salidos del trabajo a visitar pisos. A las caseras les convencía mucho más la candidatura de aquellos tres pimpollos en traje que cualquier otra.

Bien, me estoy desviando del tema principal: el aspecto juvenil. Comenta Stefan Zweig en su autobiografía lo importante que era aparentar ser mayor en la Austria de la época de sus padres. El hombre adulto era respetado. De ahí que su propio padre a los treinta años ya tenía un frondosa barba y un sobrepeso que reflejaba su posición social y vital. Ya hace mucho que se busca precisamente lo contrario: aparentar menos años, ser joven eternamente, pretender saber mucho de la vida y esconder toda esa sabiduría detrás de un rostro amable sin arrugas.

Y me he vuelto a desviar. Hoy domingo me levanté relativamente temprano, salí a la calle, me dirigí a una cafetería con sabor antiguo y me regalé uno de los momentos más agradables de la semana: café, churros y periódico. Después de media hora, muchas malas noticias y algún pensamiento perdido me levanté y pagué al camarero. ¡Gracias chico! me soltó. Hombre, empezamos bien el día, pensé.

De camino a casa recordé que no tenía nada en la nevera (algo bastante habitual) así que probé con una tienda que abre los domingos y vende pollos asados. Ya cuando era un niño me encantaba esta tienda con todos aquellos pollos ensartados dando vueltas y la piel crujiente. Por una razón o por otra no había vuelto a entrar en ella desde entonces. Y aunque se trate de un simple pollo, el olor me transportó de nuevo a la niñez al igual que a Proust su magdalena. Al pagar, la dependienta me respondió con un «graciñas meu rulo» (rulo, ruliño es un apelativo cariñoso que se emplea con los niños en Galicia). De ahí ya salí con una sonrisa. Para rematar la jugada entré en la tienda de al lado para comprar un poco de pan. Al darme las vueltas la dependienta me dijo «toma mi niño».

¿Qué pasaba?, ¿casualidad?, ¿una nueva forma de marketing en el mercado?. Estuve pensando un buen rato en lo feliz que me habían hecho tres frases amables, tres sonrisas, tres bromas. Y la verdad es que cuesta muy poco sonreír, cuesta poquísimo decir palabras bonitas. Así que ya sabéis, no os guardéis nada para mañana. Por cierto, estas tres personas eran adultas con aspecto de verdaderos adultos.

más delitos y faltas

delitos y faltas

Mi ex-marido y yo nos enamoramos a primera vista. Quizás debería haberle echado un segundo vistazo

– Conozco a ese tipo: no apartará las manos de ti. Te meterá en una habitación, te leerá tus derechos y te arrancará la ropa
– Pero si está interesadísimo en producirme una cosa.
– ¡Tu primer hijo!

– ¿Qué haces con una copia de Bailando bajo la lluvia?
– Es la única película que tengo, una copia muy buena en 16mm. La proyecto cada dos meses para mantenerme de buen humor.

La última vez que estuve dentro de una mujer fue en la Estatua de la Libertad

delitos y faltas

louis levy

Comprenderán que lo que pretendemos en realidad al enamorarnos es una paradoja muy extraña: la paradoja consiste en el hecho de que al enamorarnos estamos buscando el reencuentro con todas o algunas de las personas a las que quisimos de pequeños.

Por otra parte, le pedimos al ser amado que corrija todos los errores que aquellos lejanos padres o hermanos cometieron con nosotros.

Así que este amor contiene en sí una contradicción: el intento de volver al pasado y el intento de deshacer el pasado.

Delitos y faltas – Woody Allen

regalo de reyes

Leni Riefenstahl

Hace unos cuantos años los reyes magos de Oriente me regalaron la autobiografía de Leni Riefenstahl.

Hoy me he encontrado una página en la cual se recuerda su filmografía, sus fotografías, su vida. No la voy a juzgar porque eso ya lo han hecho otros: sólo dejo el enlace a sus magníficas fotos.