canciones perdidas

Ayer a la noche fui a un concierto en el que se tocaron fragmentos de óperas famosas como «Rigoletto», «La Traviata», «Don Pasquale»… El concierto constaba de dos partes y en cada una de ellas, el pianista ejecutaba una obra que no aparecía en el programa. Y ahora me siento huérfano porque he escuchado algo hermosísimo y no sé qué es. Me refiero a la obra de la segunda parte. Sólo puedo recordar las sensaciones que tuve durante la melodía y el silencio del auditorio. En ese momento la música lo era todo. En ella se resolvían todos los problemas o dudas y los segundos se estiraban como por arte de magia. Al extinguirse la última nota me llegó un susurro desde un lateral que decía en voz muy baja… ‘¡pero qué bonito!’