los políticos según Dickens

Aquí tenemos, por ejemplo, a Lord Boodle, de considerable reputación en su partido, que ha sabido lo que es ejercer de ministro, y que dice a Sir Leicester Dedlock con gran solemnidad, después de la cena, que realmente no sabe adónde les va a llevar la presente época. Un debate ya no es lo que solía ser; la Camara ya no es lo que solía ser; incluso un gabinete de ministros es muy diferente a lo que era antes. Percibe con asombro que, suponiendo que cayera el gobierno actual, la elección por parte de la Corona para formar un nuevo gobierno se limitaría a Lord Coodle y a Sir Thomas Doodle, presuponiendo que sea imposible para el Duque de Foodle actuar con Goodle, que probablemente sería el caso como consecuencia de la brecha abierta por el esándalo con Hoodle. Entonces, si se diera el Ministerio de Asuntos Exteriores a Moodle, ¿qué se hace con Noodle? No se le puede poner a cargo de los Bosques, eso no es suficiente para Quoddle. ¿Entonces qué? ¡El país naufraga, se hunde, se viene abajo (como es evidente para el patriotismo de Sir Leicester Dedlock), porque no se puede encontrar un puesto para Noodle!

Por otra parte, el muy honorable William Buffy, miembro del parlamento, demuestra por encima de la mesa a otro, que el naufragio del país -sobre el que no cabe ninguna duda, pues tan sólo se discute la manera en que se va a producir- es atribuible a Cuffy. Si hubieras tratado a Cuffy como se debería haber hecho la primera vez que entró en el Parlamento, y si hubieras impedido que se pasara al partido de Duffy, podrías haber conseguido que se aliara con Fuffy, habrías conseguido el importante apoyo de un inteligente retórico como Guffy, en las elecciones habrías conseguido el apoyo de la riqueza de Huffy, habrías conseguido a Juffy, Kuffy y Luffy para los tres condados, y habrías fortalecido la Administración con los profundos conocimientos administrativos y económicos de Muffy. ¡Y todo esto en vez de depender ahora, como dependes, del mero capricho de Puffy!

Sobre este punto y otras cuestiones menores son de opiniones diferentes, pero resulta perfectamente claro al brillante y distinguido círculo a su alrededor que en realidad sólo se trata de Boodle y su séquito, y de Buffy y su séquito. Por supuesto, hay un pueblo, de eso no hay duda, un buen número de superfluos a los que hay que dirigirse ocasionalmente y que son los que han de corear los eslóganes, como en el escenario teatral; pero Boodle y Buffy, sus seguidores y sus familias, sus herederos, ejecutores testamentarios, administradores y curadores son los protagonistas natos, los directivos y líderes, y nadie más puede aparecer en escena, nunca.

Charles Dickens – Casa Desolada

Como dice la famosa canción…la vida sigue igual.

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