objetos inanimados: conclusión


Hay otra cosa en esas tres escenas. No me he fijado cuando veíamos las películas, pero al oír cómo las describes ahora, he caído de pronto en la cuenta.
¿El qué?
Las tres tratan de mujeres. De que son las mujeres quienes llevan el mundo. Se ocupan de lo que verdaderamente importa mientras que los desventurados hombres van dando tumbos por ahí haciendo chapuzas. O si no, se quedan en la cama sin hacer nada. Eso es lo que pasa después de lo de la horquilla. Apu mira al otro extremo de la habitación, a su esposa, agachada sobre una tetera, preparando el desayuno, y no hace movimiento alguno para ayudarla. Igual que el italiano, que no repara en lo que le cuesta a su mujer cargar con esos cubos de agua.
Por fin, dijo Katya, dándome un leve codazo en las costillas. Un hombre que lo entiende.
No exageremos. Sólo incorporo a tu teoría una anotación al margen. A tu muy perspicaz teoría, debo añadir.
¿Y qué clase de marido eras tú, abuelo?
Igual de distraído y perezoso que los payasos de esas películas. Tu abuela se encargaba de todo.
Eso no es cierto.
Sí lo es. Cuando venías a casa con nosotros yo siempre hacía gala de mi mejor manera de ser. Tendrías que habernos visto cuando estábamos solos.

Un hombre en la oscuridad – Paul Auster