Harry Haller o el lobo estepario

El pasado viernes compré dos libros para hacer un regalo. Al final, entre unas cosas y otras, encontré un detalle más adecuado que uno de los dos libros. Así que me quedé con un ejemplar de El lobo estepario. Ayer de noche abrí el paquete y comencé a leer de nuevo sus páginas. Ya la introducción consigue capturar tu atención y la breve descripción que se hace de Harry Haller te lleva a querer saber más. Uno de los detalles que más me gustan en este inicio es la admiración que siente este lobo estepario por el orden burgués

«- Ve usted- continuó Haller -, este vestíbulo diminuto con la araucaria huele de modo tan encantador; a menudo no puedo pasar por aquí sin pararme un rato. También en casa de su tía de usted huele muy bien y reina el orden y la mayor pulcritud; pero este rincón de esta araucaria es de tan radiante pureza, está tan barrido y encerado y lavado, tan inviolablemente limpio, que ciega su resplandor. Aquí tengo siempre que respirar abriendo mucho la nariz. ¿No lo huele usted también? Como el olor de la cera del piso y una leve reminescencia de trementina, juntamente con la caoba, las hojas lavadas de las plantas y todo lo demás producen un aroma, un superlativo de limpieza burguesa, de esmero y exactitud, de cumplimiento del deber y de devoción de los detalles. No sé quién vive ahí; pero detrás de esos cristales debe haber un paraíso de pulcritud y de limpia civilidad, de orden y de escrupuloso apego a los pequeños hábitos y deberes.

como yo callara, siguió él:

– Ruego a usted que no piense que hablo irónicamente. Caballero, nada más lejos de mi propósito que querer de algún modo reírme de esta civilidad y de este orden. Bien es verdad que yo vivo otro mundo diferente, no en éste, y tal vez no sería capaz de aguantar ni un sólo día siquiera en una vivienda con tales araucarias. Pero aunque yo sea un viejo y pobre lobo estepario, no dejo de ser al mismo tiempo el hijo de una madre, y también mi madre era una señora burguesa…»

o como el párrafo

«…Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo consideran una locura. Y en efecto, si el mundo tiene razón, si esta música de los cafés, estas diversiones en masa, estos hombres americanos contentos con tan poco tienen razón, entonces soy yo el que no la tiene, entonces es verdad que estoy loco, entonces soy efectivamente el lobo estepario que tantas veces me he llamado, la bestia descarriada en un mundo que le es extraño e incomprensible, que ya no encuentra ni su hogar, ni su ambiente, ni su alimento.»

Dentro de un rato me volveré a sumergir en sus páginas. Puede que no sea una lectura alegre, pero reconforta saber que existen magos que transforman este dolor sordo, esto que llevamos dentro en palabras. Y ya mañana leeré algo alegre…

contentos con tan poco tienen razón, entonces soy yo el que no la tiene, entonces es verdad que estoy loco, entonces soy efectivamente el lobo estepario que tantas veces me he llamado, la vestia descarriada en un mundo que le es extraño e incomprensible, que ya no encuentra ni su hogar, ni su ambiente, ni su alimento.»

Dentro de un rato me volveré a sumergir en sus páginas. Puede que no sea una lectura alegre, pero reconforta saber que existen magos que transforman este dolor sordo, esto que llevamos dentro en palabras. Y ya mañana leeré algo alegre…

Una respuesta a «Harry Haller o el lobo estepario»

  1. Gracias Manuel: se me había pasado la palabra bestia escrita con «v». Supongo que ha ocurrido mientras copiaba los párrafos del libro. A este respecto, decía un autor (ahora no recuerdo dónde lo leí) que de las erratas que aparecían en las primeras impresiones de sus libros siempre había dos o tres que mejoraban el resultado final. Es decir, dejaban de ser erratas y se convertían en arte. El beneficio del azar…

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