praga

puentes de Praga

Hay ciudades que nos encontramos tantas veces en las páginas de los libros que cuando tenemos la suerte de andar por sus calles nos sentimos como en casa.

Praga es un ejemplo clarísimo. De pequeño temblé en sus pasadizos con El Golem de Meyrink. De adolescente me enamoré en sus jardines con Toda la belleza del mundo de Seifert. Después conocí a Pablo Neruda y me enteré que realmente este chileno se llamaba Neftalí Reyes y su apellido lo había tomado prestado de Jan Neruda, que dedicó un librito precioso dedicado a las calles de la Malá Strana.

Y la madeja sigue y sigue…